Pedí explicaciones y se pasaban la responsabilidad entre la constructora y el proveedor; y ante mis planteos, la respuesta de ambos era siempre la misma "usted tiene razón, señor...", lo cuál me hacía sentir más enojado. Si tengo razón, entonces solucionalo! Convertí algo tan simple como instalar un horno, en una cuestión de estado. De hecho cancelé la mudanza de mañana, mi ansiedad tendrá que esperar un día más.
Oferta que aprovecharé, si alguna vez me mudo... |
MIÉRCOLES: Al mediodía me llamó el proveedor que me
vendió el horno con una solución insólita: en lugar de instalarlo ofrecía
devolverme el dinero. What? Así arreglás los problemas? Te cruzaste con un
cliente difícil… Luego de negarme y explicarle cómo se trata a un
cliente, otra vez quedó en solucionar el problema; solución que estoy esperando desde
ayer.
Para variar, la constructora me puso entre la espada y la pared: el problema se arreglaba
únicamente si recibía el depto. O sea, tenía que firmar todo y volver a confiar
en gente que me viene mintiendo hace 5 meses. Sin ganas de seguir peleando y con la
única idea de mudarme cuanto antes; firmé lo que espero, sea el inicio de una nueva
vida. El 2005 ahora sí es
literalmente mío.
Se viene el piso 20 |
JUEVES: La empresa de mudanzas llegó 8 AM puntual para
hacer su trabajo. Era mucho lo que había juntado en 14 años viviendo en distintos deptos alquilados en Buenos Aires, Bogotá y Medellín. En el camión cargaron bolsos con ilusiones,
otros tantos con sueños, varias
mochilas llenas de miedos y una caja
gigante que decía desafíos.
Abrí la puerta y el horno aún seguía sin instalar, la felicidad era tan grande que no me importó. Durante todo el día recibí más gente que durante los 4 años anteriores: los del gas, los de la cerrajería, los ingenieros de la obra, los carpinteros, los que finalmente instalaron el horno… Por la noche me fui a dormir cansado pero feliz, con una imagen en la cabeza que a partir de hoy voy a repetir todos los días:
Abrí la puerta y el horno aún seguía sin instalar, la felicidad era tan grande que no me importó. Durante todo el día recibí más gente que durante los 4 años anteriores: los del gas, los de la cerrajería, los ingenieros de la obra, los carpinteros, los que finalmente instalaron el horno… Por la noche me fui a dormir cansado pero feliz, con una imagen en la cabeza que a partir de hoy voy a repetir todos los días:
VIERNES: Tenía que dar de baja el servicio de internet, teléfono y cable de mi antiguo depto. El motivo es más
que irónico: aún no hicieron el cableado en el nuevo edificio para ofrecer sus
servicios. Así y todo, me pasearon por 4 personas que intentaron
retenerme como sea, y a las que tuve que explicarles por qué quería cancelar el servicio. Luego de los 45 minutos que duró la llamada, me sentí más o menos así:
SÁBADO: A las 7 de la mañana me llamaron de portería avisándome que venía el proveedor de internet, teléfono y cable. El madrugón fue en vano, era para el depto 2505. Más tarde me avisaron que venía un proveedor a instalar unos soportes que yo NO había pedido… Parece que en portería las cosas todavía no están del todo acomodadas.
Nacional jugaba con su clásico rival de ciudad y tenía ganas de verlo porque hacía mucho tiempo que no iba a la cancha. Pero si le faltaba un problema más a la semana, entre el quilombo de cajas y bolso sin desembalar, el carnet de ingreso al estadio no apareció por ningún lado. Cancelada la salida, salió una cena de inauguración que me sacó la sonrisa que necesitaba.
DOMINGO: Me sentí el ANSES de mi pequeño y nuevo mundo; ya con todo en su respectivo lugar, me tocó darle una merecida jubilación a las cajas y bolsas que tan bien hicieron su trabajo. Ahora sí, esto empieza a parecerse a una casa; solo falta salir de mi pobre situación económica actual para decorarla y darle mi toque personal.
Aislado del
mundo exterior por falta de internet, telefonía y cable, y con un día gris que
por momentos pasó del llueve mucho, a poquito y a casi nada; la salvación
estuvo en la cama como la única vía de escape razonable. Y así termina una de las mejores semanas de mi vida; ahora y luego de 14 años alquilando puedo decirlo, SOY DUEÑO:
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