miércoles, 22 de noviembre de 2017

Semana 219: DUEÑO

LUNES: Otro lunes feriado del que desconozco los motivos de su no laboriosidad. De todos modos, le viene tan bien al estado general de mi maltratado cuerpo que se disfruta al máximo. Con tiempo de sobra y la mayoría de las cosas listas para la mudanza, pude terminar la última temporada de How to get away with murder, una de las series que lentamente está escalando en mi top 5.


MARTES: Fui a recibir el depto con las mismas expectativas de un chico el 24 a la noche, pero en ese mismo momento exploté de ira. Hace 9 meses compré el depto, hace 5 compré un horno, hace 2 recordé que lo instalen y la respuesta fue positiva, hace 1 mes volví a preguntar y todo bien, hace 2 semanas me brindaron tranquilidad con lo mío; hoy abro la puerta y todavía no estaba instalado.      

Pedí explicaciones y se pasaban la responsabilidad entre la constructora y el proveedor; y ante mis planteos, la respuesta de ambos era siempre la misma "usted tiene razón, señor...", lo cuál me hacía sentir más enojado. Si tengo razón, entonces solucionalo! Convertí algo tan simple como instalar un horno, en una cuestión de estado. De hecho cancelé la mudanza de mañana, mi ansiedad tendrá que esperar un día más. 

Oferta que aprovecharé, si alguna vez me mudo...

MIÉRCOLES: Al mediodía me llamó el proveedor que me vendió el horno con una solución insólita: en lugar de instalarlo ofrecía devolverme el dinero. What? Así arreglás los problemas? Te cruzaste con un cliente difícil… Luego de negarme y explicarle cómo se trata a un cliente, otra vez quedó en solucionar el problema; solución que estoy esperando desde ayer.

Para variar, la constructora me puso entre la espada y la pared: el problema se arreglaba únicamente si recibía el depto. O sea, tenía que firmar todo y volver a confiar en gente que me viene mintiendo hace 5 meses. Sin ganas de seguir peleando y con la única idea de mudarme cuanto antes; firmé lo que espero, sea el inicio de una nueva vida. El 2005 ahora sí es literalmente mío.

Se viene el piso 20

JUEVES: La empresa de mudanzas llegó 8 AM puntual para hacer su trabajo. Era mucho lo que había juntado en 14 años viviendo en distintos deptos alquilados en Buenos Aires, Bogotá y Medellín. En el camión cargaron bolsos con ilusiones, otros tantos con sueños, varias mochilas llenas de miedos y una caja gigante que decía desafíos.

 
Abrí la puerta y el horno aún seguía sin instalar, la felicidad era tan grande que no me importó. Durante todo el día recibí más gente que durante los 4 años anteriores: los del gas, los de la cerrajería, los ingenieros de la obra, los carpinteros, los que finalmente instalaron el horno… Por la noche me fui a dormir cansado pero feliz, con una imagen en la cabeza que a partir de hoy voy a repetir todos los días:


VIERNES: Tenía que dar de baja el servicio de internet, teléfono y cable de mi antiguo depto. El motivo es más que irónico: aún no hicieron el cableado en el nuevo edificio para ofrecer sus servicios. Así y todo, me pasearon por 4 personas que intentaron retenerme como sea, y a las que tuve que explicarles por qué quería cancelar el servicio. Luego de los 45 minutos que duró la llamada, me sentí más o menos así:


¿Cómo terminó una de las semanas más intensas de mi vida? De la misma manera, obvio. Me invitaron a la fiesta de fin de año de un aliado de Nacional y no lo dudé, necesitaba desconectarme de todas las tensiones que viví y de paso, tener un rato divertido con compañeros de laburo. 
 

SÁBADO: A las 7 de la mañana me llamaron de portería avisándome que venía el proveedor de internet, teléfono y cable. El madrugón fue en vano, era para el depto 2505. Más tarde me avisaron que venía un proveedor a instalar unos soportes que yo NO había pedido… Parece que en portería las cosas todavía no están del todo acomodadas.

Nacional jugaba con su clásico rival de ciudad y tenía ganas de verlo porque hacía mucho tiempo que no iba a la cancha. Pero si le faltaba un problema más a la semana, entre el quilombo de cajas y bolso sin desembalar, el carnet de ingreso al estadio no apareció por ningún lado. Cancelada la salida, salió una cena de inauguración que me sacó la sonrisa que necesitaba.


DOMINGO: Me sentí el ANSES de mi pequeño y nuevo mundo; ya con todo en su respectivo lugar, me tocó darle una merecida jubilación a las cajas y bolsas que tan bien hicieron su trabajo. Ahora sí, esto empieza a parecerse a una casa; solo falta salir de mi pobre situación económica actual para decorarla y darle mi toque personal.

Aislado del mundo exterior por falta de internet, telefonía y cable, y con un día gris que por momentos pasó del llueve mucho, a poquito y a casi nada; la salvación estuvo en la cama como la única vía de escape razonable. Y así termina una de las mejores semanas de mi vida; ahora y luego de 14 años alquilando puedo decirlo, SOY DUEÑO:


No hay comentarios:

Publicar un comentario