Esto de alquilar deptos amoblados me metió en una costumbre que desconocía: hacer "inventario". En otras palabras, checkear absolutamente todo lo que hay (desde la heladera o televisor, hasta la última de las cucharitas), para luego comprobar que todo esté bien y demostrar que no te robaste nada cuando lo entregás.
Cartel 100% paisa |
MARTES: Hoy fue un día extraño, raro, de esos que no querés que existan porque sabés que tarde o temprano van a pasar cosas feas. Con esa inevitable sensación finalmente llegó algo que no quería que pasara... Y pasó. Pero todo lo malo siempre tiene mucho de bueno, porque te hace crecer y seguir adelante. Sigamos entonces!
Por la tarde tuvimos una reunión con un cliente que ya comenté en otro post (el sábado de la Semana 88: "podríamos tenerlo para el martes 17?"), y todavía se me hace difícil catalogarlo. Es un personaje tan positivo y buena onda que no pertenece a esta época actual; merece que le vaya bien.
Hoy, en mi galería con famosos... |
MIÉRCOLES: Tranquilamente fue un día que lo podrían haber sacado del calendario. Por la previa de Semana Santa, habían dado el día libre en muchos lugares y todo el mundo rajó para algún lado. A pesar del día relajado, se entregaron 5 propuestas a diferentes clientes. Productividad santa (o "santa productividad" diría Robin).
Al mediodía fui a visitar a un tatuador para hablar de su próxima obra: yo. Hace mucho que me quiero tatuar y la excusa es más que perfecta: Colombia se ganó un lugar muy importante en mi vida, la experiencia y el conocimiento adquirido merecen quedar inmortalizados. Pronto habrá novedades, grandes novedades...
Pablito: estoy en tus manos |
JUEVES: Semana Santa y un buen plan por delante: viaje hasta San Patricio (San Pacho para los amigos); una zona de playa donde por lo que me decían, el descanso estaba asegurado. Este 2015 me propuse salir más, conocer nuevos lugares y recorrer Colombia todo lo que pueda. O sea, la propuesta me cerraba por todos lados.
La salida fue muy temprano porque el viaje era de 8 horas hasta un pueblo, y de ahí otro viaje en lancha hasta llegar al destino final. Cuando digo temprano estoy hablando de 6:30 AM en la terminal; una especie de Retiro paisa que, como también pasa por allá, colapsa en estas fechas.
Pensé que el viaje iba a ser peor pero se soportó. La llegada a Turbo, el pueblo donde se toma la lancha, estaba pactada para las 3 PM. Luego de una calurosa bienvenida (esto es literal, abrieron la puerta de la van y entró un vaho de calor insoportable) me enteré de lo peor: las lanchas salen sólo de mañana, y no hay otro medio de transporte hasta San Pacho. Conclusión inevitable: hoy se hace noche en Turbo.
Gorra del FBI, y tuve que traducirle lo que decía un turista gringo |
Hablemos claro: no sos ni puerto ni internacional, sos sólo un muelle |
VIERNES: Como dijo el negro del FBI, puntualmente a las 7 AM estuve listo en el puerto (bueno, en el muelle) para tomar la lancha. El lugar explotaba de gente, lo que hizo el proceso de embarque mucho más largo.
El viaje de ida es una verdadera montaña rusa sobre el agua. Durante una hora y media, los saltos y los golpes de la lancha cortando las olas te hacen replantear la decisión de haber subido. Y no te podés arrepentir, ya estás rodeado de agua por donde mires. Por suerte el castigo se vuelve placer cuando llegás a San Francisco.
El lugar es rústico, muuuuuy rústico. Las casitas son de madera y caña, y las hamacas paraguayas son la cama más indicada para disfrutar de la brisa marina que entra por las "no ventanas". El pueblito tiene escasos habitantes y colapsa en estas fechas, lo que hace que a veces no haya agua y que la planta eléctrica se rompa, dejando sin luz y con las velas como único sol artificial nocturno.
Tomar para construir, ese lema debería ser ley |
La mansión que me esperaba... |
...y el baño. |
A desayunar y a reconocer la zona (y no voy a mentir, aceptar las condiciones del lugar), fui derecho a la playa para descansar un rato al sol. Y lo necesitaba, venía de dos días seguidos levantándome a las 6 AM, uno con un viaje de 8 horas y otro con una lancha que me cagó a palos. Claramente, el lugar te prueba cómo están tus niveles de mazoquismo...
Descanso y a comer un rico almuerzo con pescado como plato principal (no esperen ver una vaca por estos lares), la tarde mostraba otro buen plan: caminata de media hora por la playa hasta llegar al pueblo de al lado, Triganá. Menos rústico, más cheto, y con lindas cabañas por el doble de lo pagué en San Pacho.
SÁBADO: El plan de hoy era muy distinto. La falta de sol garantizaba una caminata ecológica no tan calurosa por la selva. Listo, negocio redondo. A la búsqueda de un guía y la mejor opción fue Nacho, un lugareño (siempre quise poner esa palabra en un texto).
De las propuestas que Nacho ofrecía, la que más cerraba era cruzar la selva caminando una hora y media hasta llegar a un par de lugares que parecían buenos. Con el sí a cuestas y con tiempo de sobra, sólo faltaba darle confianza al destino.
Primero llegamos al Bosque de los Gigantes. Con ese nombre de película, no esperaba mucho del lugar hasta que llegué. Como lo muestran las fotos, el tamaño de estos árboles es realmente grande. Luego de eso, el camino nos conducía hasta "un charco" (como le dicen acá) donde terminamos descansando un buen rato.
Luego de descansar un buen rato, la vuelta era inevitable. Para que los ojos se diviertan con cosas nuevas, Nacho eligió volver por otro camino, algo que obligaba a no guardar la cámara. Luego de caminar por la selva otra hora y pico, no hacer nada tirado en la playa figuraba entre las prioridades. Y así fue, la tarde estuvo destinada al descanso.
Atardecer tomando cerveza en el único bar de San Pacho |
Esto es lo que pasa cuando suena Vilma Palma y se corta
DOMINGO: Se acabaron los días libres, mañana la rutina se presenta puntualmente como cada lunes. Por eso a las 6:30 AM había que estar en el muelle para otro viaje en lancha porque hoy se vuelve todo el mundo. Llegada nuevamente a Turbo y vuelta a Medellín.
Almuerzo comunitario en una parada del viaje |
Había que rellenar otras ocho horas de viaje, y lo mejor que pude haber hecho fue llevar el libro que estaba leyendo. Terminé las últimas páginas que me faltaban y hasta vi el partido de Boquita a través de la app de Fútbol para Todos. Extrañé mucho mi casita...
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